El lenguaje es una piel: yo froto mi lenguaje contra el otro. Es como si tuviera palabras a guisa de dedos, o dedos en la punta de nuestras palabras. Mi lenguaje tiembla de deseo. Por un lado, todas esas palabras subrayan discretamente un único significado: ''yo te deseo''; y lo alimentan lo ramifican lo hacen estallar...por otro lado envuelvo al otro en mis palabras, lo acaricio, lo mimo...
Fragmentos de un discurso amoroso, Roland Barthes
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