Ya desde el primer renglón
jugué a hacerme la despistada.
Y les hablaba a todos
del pudor que me invadía
al leer tus cartas
para Ella. Sólo para Ella.
Y qué hago yo
en medio de tu firma
que se ha reducido a 'Tuyo'
y no te refieres a 'mío'.
Pero quiero confesarte algo,
Franz,
ahora que no puedes enfadarte:
soy una voyeur hambrienta,
''y en ese momento no es a ti quizá a quien amo, sino a ese destino que me has regalado''.
''y en ese momento no es a ti quizá a quien amo, sino a ese destino que me has regalado''.
Cuando te conocí leías Cartas a Milena (o al menos durante los primeros recuerdos que tengo de ti), y seguiste haciéndolo durante mucho mucho tiempo.
ResponderEliminarLas cartas que uno escribe, si uno se llama Franz Kafka, son del universo. Y para el universo.