domingo, 25 de abril de 2010

Este tiempo que nos pesa

o nos apremia no existe.
O existe y no logro entenderlo.

Te conté, entre tus patatas fritas
y mi gazpacho sabor comedor,
que estaba pensando en eso del Hoy. Dije:
No existe nada más que ahora.
Esa idiotez a la que llamamos pasado se fué
en el instante después de pasar.
Y eso del futuro ni existe
ni existirá nunca.
Se hará hoy, será ahora, y después nada.

Me preguntaste, secándote los labios
después de un trago de agua,
qué entendía por instante.
Me previniste: te voy a descolocar más. Dijiste:
Ahora no existe tampoco.
Se está consumiendo al tiempo que es.
Y ya no es. Y todavía no es el próximo segundo,
si es que nos atenemos a ese invento,
tonto y nuestro,
de acotar el tiempo en segundos.

Tiempo (tiempo) de postre. Natillas con galleta.
Hablamos de los mayas y me dio mucho vértigo
eso de caminar de espaldas al futuro
(que no existe),
nostálgicos crónicos mirando al pasado
(que no existe).

Nos levantamos de aquel barullo
de universitarios con las bocas llenas de
ruido y comida.
Y pensaba, agarrada a tu cintura,
en nuestro viaje a Toledo (que no es. Pero las fotografías),
en la cicatriz de mi mano (obcecada en seguir siendo,
evidencia de que hubo otro tiempo),
en el imen que no tengo.

Y se me ocurrió escribir
un estúpido poema
(de esos míos tan prosísticos)
para tratar de entenderlo mejor.
Y se me acaban las líneas
pero continúa el vértigo.


3 comentarios:

  1. No sé si prosístico, pero reflexivo sí que sí (imagino que esta cara tendrá su cruz). No me vayas a cambiar las tornas que aquí la racional soy yo.
    Hoy te llamo.

    ResponderEliminar
  2. Me ha alegrado descubrir este blog. Ésto es de la noche en que te conocí. Un beso.

    ResponderEliminar
  3. No sabía muy bien dónde contestar, así que lo hago aquí también:

    Gracias. Sales tú.
    No. Ya no voy. Antes de venirme a Italia tampoco iba; por circunstancias.
    Es raro, la verdad. Y más en un espacio del pasado como este post, un lugar olvidado por tanto tiempo. Pero al menos te has vuelto a cruzar en mi camino y eso, cuanto menos, es agradable.
    Un beso.

    ResponderEliminar