martes, 20 de julio de 2010

Estabas al otro lado,






esté donde esté el otro lado, de mi teléfono móvil. Tenías la voz en cuclillas para no molestarla, ella dormía la sobremesa en el sillón.

No era capaz de identificar la pulsión que te había llevado a marcarme sobre la pantalla táctil, pero fui feliz: me ofrecías en exclusividad todas tus risitas, que adoptaban forma de susurros; construías aquellas frases sólo para contarme. Tu casa, seguro, se mantenía en suspensión sobre el instante en que te decidiste a llamarme (imaginaba la prudencia de la cafetera, achicharrada por las llamas, sin querer silbarte auxilio por no interrumpir. Mis CornFlakes se estaban haciendo papilla, dóciles, sumergidos en leche templada).

Yo no encontraba el papel en el que me había preparado argumentos con los que tratar de arrancarte una de cine, un polvo, un helado. Me quedé un rato callada (piensa, piensa, vamos, tiene que ocurrírsete algo de lo que hablar), esperando que tú tuvieras muchas cosas que decirme. Como también te callaste, tuve miedo de no estar resultando lo bastante interesante. Entonces dijiste algo así como que era bonito todo el silencio que me rodeaba, que te gustaba escucharme respirar.

Y sin embargo colgaste en dos minutos. Creo que escuché un bostezo suyo. Te estaría mirando desde su desperezarse lánguido y sentirías el impulso súbito de abrazarla, o la culpa ensuciándome la voz, la no voz, incluso. Pero podías haber dicho algo, haberte despedido en condiciones. Sabrías inventar un montón de excusas, seguro que sabrías cómo hacerlo.

Creo que prefiero que no vuelvas a llamarme. Toda tu realidad, escapándoseme, se hizo humo denso en mi nariz y en mis pulmones. De madrugada me dio un temblor que no se curaba con mantas, y me enfrasqué en construcciones mentales de sus piernas, convertidas en anacondas brillantes, reptando por las tuyas. Anacondas rodeándome el cuello hasta oírlo decir crack.







(foto de Makabresku)

3 comentarios:

  1. un espacio de re-creación inter-estelar. como debe ser. saludos paquidérmicos desde el cuarto menguante

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  2. ¡Gracias por pasarte! un saludo, en este caso, desde el caos de las maletas en verano.

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